Según la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, en el año 2017 se produjeron en España un total de 481 ahogamientos. El mes más cruento fue julio. La profesora de la UAH, Concepción Aponte, aporta algunas recomendaciones para prevenir los ahogamientos y, en caso de producirse una situación crítica, cómo intervenir.
-Es esencial seguir las normativas correspondientes en los espacios acuáticos. En todos los casos no son las mismas, dependiendo si se trata de piscinas, playas o embalses, así que es conveniente tener pleno conocimiento de ellas y advertir a los más pequeños antes de meterse en el agua. En las piscinas hay que evitar bucear cerca de las rejillas del fondo y en las zonas de desagüe y, cuando sucede alguna situación de riesgo siempre hay que llamar al socorrista. Si no se conoce bien el espacio de inmersión, sobre todo cuando se trata de espacios naturales, es mejor no bañarse porque nos pueden sorprender aguas profundas o movimientos de corrientes inesperados. En estos lugares la recomendación es no alejarse de las orillas y siempre estar visible para el resto de personas. En todos los casos, si no se sabe nadar, hay que meterse en el agua acompañado y con algún elemento de ayuda.
-Los menores tienen que estar siempre acompañados de un adulto responsable, más allá de que el entorno acuático disponga de socorrista.
-Es fundamental tener un buen estado físico, por lo que se recomienda hidratarse con frecuencia, sobre todo cuando las temperaturas son muy altas, y no exponerse al sol en exceso. Sol y protección solar específica son un tándem inseparable.
-Antes de la inmersión, evitar comer mucho y no ingerir bebidas alcohólicas, sobre todo si se está al sol y con temperaturas elevadas. También es necesario ducharse para evitar el cambio brusco de temperatura. De igual modo, debemos sumergirnos despacio y con cuidado, sobre todo cuando no conocemos la superficie del fondo. Aunque parezca una perogrullada, hay que evitar bañarse si no nos encontramos en condiciones físicas óptimas. Estar cansado o sentir frío con temperaturas altas es no encontrarse bien.
-En las playas el color de las banderas es un indicativo del nivel de peligro así que no se puede obviar: verde, agua en condiciones óptimas; amarillo, precaución y rojo, prohibición.
-El agua puede ser un espacio de juego, pero hay que evitar juegos bruscos que puedan ocasionar golpes inesperados o fuertes y, en las piscinas, hay que evitar el juego cerca de los bordillos, ya que se pueden producir caídas y golpes indeseables.
-Ante una situación de riesgo, hay que pedir ayuda a los profesionales que atienden ese espacio acuático y, en su defecto, a cualquiera que esté cerca. Es muy recomendable también, aunque no siempre posible, mantener la calma ante cualquier riesgo. Una vez producido el accidente, la llamada al 112 debe ser lo más rápida posible.
Concepción Aponte indica que ‘si se siguen las normas correctamente, estamos actuando con prevención. Es inevitable, a veces, que ocurra una situación inesperada; en ese caso, el socorrista o, en su defecto, cualquier persona que esté cerca, debe ayudar y proporcionar flotación, sacar del agua y, en caso de necesitarlo, realizar una RCP a la vez que llamamos al 112’.